Fragmento de Marianne Williamson “Volver al Amor”
«Pues descansamos despreocupados en las manos de Dios…»1. LA FE.
«No hay ningún problema que la fe no pueda resolver.»
¿Y si verdaderamente creyéramos que hay un Dios, un orden benéfico en las cosas, una fuerza que las mantiene unidas sin necesidad de nuestro control consciente? ¿Y si pudiéramos ver, en nuestra vida diaria, cómo opera esa fuerza? ¿Y si creyéramos que de alguna manera nos ama, se preocupa por nosotros y nos protege? ¿Y si creyéramos que podemos darnos el lujo de relajarnos?
El cuerpo físico está siempre funcionando, es un conjunto de mecanismos de un diseño tan brillante y de tal eficacia que nuestras obras humanas jamás ni siquiera se le han acercado. El corazón late, los pulmones respiran, los oídos oyen, el pelo crece. Y nosotros no tenemos que hacerlos funcionar: simplemente, funcionan. Los planetas giran alrededor del Sol, las semillas se convierten en flores, los embriones en bebés, sin necesidad de nuestra ayuda. Su movimiento forma parte de un sistema natural. Tú y yo también somos partes integrantes de ese sistema. Podemos dejar que dirija nuestra vida la misma fuerza que hace crecer las flores… o podemos dirigirla por nuestra cuenta.
«Pues descansamos despreocupados en las manos de Dios…»1. LA FE.
«No hay ningún problema que la fe no pueda resolver.»
¿Y si verdaderamente creyéramos que hay un Dios, un orden benéfico en las cosas, una fuerza que las mantiene unidas sin necesidad de nuestro control consciente? ¿Y si pudiéramos ver, en nuestra vida diaria, cómo opera esa fuerza? ¿Y si creyéramos que de alguna manera nos ama, se preocupa por nosotros y nos protege? ¿Y si creyéramos que podemos darnos el lujo de relajarnos?
El cuerpo físico está siempre funcionando, es un conjunto de mecanismos de un diseño tan brillante y de tal eficacia que nuestras obras humanas jamás ni siquiera se le han acercado. El corazón late, los pulmones respiran, los oídos oyen, el pelo crece. Y nosotros no tenemos que hacerlos funcionar: simplemente, funcionan. Los planetas giran alrededor del Sol, las semillas se convierten en flores, los embriones en bebés, sin necesidad de nuestra ayuda. Su movimiento forma parte de un sistema natural. Tú y yo también somos partes integrantes de ese sistema. Podemos dejar que dirija nuestra vida la misma fuerza que hace crecer las flores… o podemos dirigirla por nuestra cuenta.
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